Julio Lagos cumple el 3 de enero 67 años y lleva 50 años de trayectoria frente al micrófono. Recorrió todas las emisoras, los diferentes horarios y condujo formatos y segmentos variados e incluso salió con la radio a la calle.
Pionero en Internet y en el uso de redes sociales, en el micrófono -ahora los sábados, de 22 a 24, en radio El Mundo (AM 1070)- plasma un programa que rinde tributo a la época de oro de este medio: todo es en vivo. Por esa razón, remedando a Romay, festejará el 31 de diciembre en el estudio con los oyentes -invitados especiales- y con músicos, artistas y un catering con cotillón pensado para la fecha.
-Ahora en horario nocturno con Sábado a la noche…
-Y en vivo… con todos los reportajes en el estudio y con música. Todos los sábados tenemos un intérprete musical, rescatando la esencia de la radio clásica, donde todo ocurre en el momento; no hay notas telefónicas y se aprovechan todas las posibilidades que hoy te brinda la tecnología: la salida al aire por Internet, el Skype, para que los oyentes que están lejos puedan salir al aire gratis y con una cámara puesta en el estudio, que sale por ustream. Es una imagen que te permite tener video en Facebook y en Twitter.
-Sos un pionero en esto del manejo de Internet radial.
-Sí. Arrancamos con todo esto en Aspen, después en Gen. Hace más de quince años que estoy trabajando con Internet. La radio, tal como la conocemos, está debilitándose ante la variedad de ofertas que hay. Tratamos de ser una mezcla de todos los recursos, sin perder la esencia de la radio, que es la ilusión de acompañar a alguien.
-Transitaste casi todos los contenidos, formatos y horarios en la radio.
-Con 50 años de trayectoria, puedo decir que trabajé en todas las emisoras, en todos los horarios y con diferentes contenidos y formatos: periodísticos, magazine, la radio en la calle. En realidad, son todas vueltas en torno a lo mismo: tratar de tener cada vez más audiencia.
Sin audiencia, la radio se debilita y desaparece. Antes, la radio no tenía competencia y la gente la ponía automáticamente. Hoy tenés que ir a buscar a los oyentes con todos los recursos posibles, incluso poniendo el cuerpo.
La imagen es un recurso. Hay que tratar de conciliar todas las técnicas. Internet y este mundo digital permite llegar a cualquier lugar del mundo. Las radios se escuchan en los teléfonos celulares. Mi hijo, por ejemplo, me escucha en Estados Unidos por el iPhone. Es como la radio portátil.
Si eso nos permite sumar oyentes, ¿por qué desecharlo? El mundo de Twitter crece en forma incontenible, como Facebook. Yo puedo producir cosas en función de eso en el momento. La instantaneidad es planetaria. Genera ideas para salir de tener el monitor en el estudio, apelar al diario que está sobre la mesa y decir lo que se está viendo.
Musicalmente, la presencia de los conjuntos en vivo le devuelve a la radio un contacto con un sector del público que estaba ausente. Hay muchísimos músicos, artistas, que no tienen acceso a las radios.
-¿Estás preparando algo particular para el 31 de diciembre?
-Surgió porque les pregunté a mis compañeros al aire qué hacían ese fin de semana, si iban a venir, y la locutora, Leticia Funes; el operador, Leo Fernández; la responsable de la edición, Alejandra Nieto, y la productora, Camila Ianini, contestaron que sí. Decidí que sería un programa especial y el que quisiera venir iba a ser bienvenido. Yo voy a estar.
¿Quieren traer a alguien? Que venga con la familia, con amigos y oyentes. Empezamos con todo esto y, afortunadamente, las autoridades de la radio me dijeron que sí. Lo estamos trabajando con un mínimo de cuidado para que haya globos, guirnaldas y que el catering esté a la altura para recibir gente. Vamos a armar un bailable. Les queremos sacar la melancolía a las Fiestas.
Sabemos que hay mucha gente sola. También la invitamos a que venga para compartir el momento y que su soledad se atenúe y se convierta en un momento agradable. La noche del 31 de diciembre puede ser la noche en la que todo sea posible. Que vengan. Y de paso, que traigan alguna comida típica para compartir. Como lo hacía Alejandro Romay en su radio Libertad durante la década del 60, cuando llevaba a su mujer y a sus hijos a la transmisión del 31 de diciembre junto con sus empleados.
Y nosotros invitamos a todos los que quieran a sumarse a esta celebración para que la gente sienta que la radio está presente la noche del 31. Si no lo hago yo, que lo haga otro. Simplemente con ganas de acompañar y de hacer sentir que la radio está.
-Has recorrido un largo camino radial y no sólo acá, también en Mar del Plata.
-Allá sacábamos la computadora a la calle, o el teléfono celular, y mostrábamos la imagen del lugar donde transmitíamos. Y sigue siendo radio. Es radio que se sirve de un elemento que ayuda, que colabora con lo que estás narrando. Un día, doné sangre en vivo, y el compañero enfocaba y mostraba en vivo cómo me sacaba la sangre por la página de la radio.
Y aquí, en Sábado a la noche recibimos a Mordillo, Amadeo Carrizo, Pipi Piazzolla, al doctor Alberto De Luca, hijo de Alberto Castillo. Hemos tenido bandas de todos los tipos y géneros.
Hemos tenido una sexóloga, que vende juguetes eróticos; un neurocirujano; una chica que enseña chino. La libertad es fundamental. No nos preguntan quién viene, o si es de izquierda o de derecha. Cuando vos decís “Buenas noches” y das la temperatura, no pensás si el que te está escuchando es de izquierda o de derecha. Vos trabajás para el oyente.
-¿Qué es un programa de radio, Julio?
-Química. Un programa de radio no es un conductor, sino que es química entre todos los compañeros que hacemos el programa. Si se da esa química, el oyente no puede entender de qué se trata, pero lo percibe.